Harinas tradicionales como fufu y garri.
Cereales y granos como sorgo, mijo y frijoles.
Especias características como el jengibre seco, piri-piri y curry africano.
Aceites de palma y productos típicos como la manteca de karité y salsas especiales.
Harinas de maíz y trigo para arepas, tortillas y tamales.
Frijoles negros, lentejas y otros granos.
Salsas y condimentos como ají amarillo, mole y adobos.
Dulces tradicionales, café y cacao de alta calidad.
Aceites de oliva virgen extra y vinagres balsámicos.
Embutidos como jamón ibérico, chorizo y salchichón.
Conservas de pescado, mariscos y vegetales.
Quesos tradicionales como manchego y cabrales.
Arroces y fideos como basmati, jazmín, udon y soba.
Salsas esenciales como soja, teriyaki, hoisin y curry.
Condimentos como algas, wasabi y especias tandoori.
Productos frescos y conservas como bambú, tofu y jengibre encurtido.
